¿Cómo nos afecta el estrés a nuestros ojos?

El cuerpo reacciona frente al estrés liberando hormonas que hacen que el cerebro esté alerta, causando tensión muscular, aumento del ritmo del pulso, respiración superficial…

Esta reacción a corto plazo es normal y necesaria para sacarnos de la situación estresante.

Pero cuando el estrés es crónico, cuando el propio ritmo de vida se convierte en un continuo estado de alerta -sin existir ningún peligro real-, esos cambios químicos y hormonales pueden causar problemas de salud, desde dermatitis hasta migrañas, aumento o pérdida de peso, alteraciones en la piel, rigidez en mandíbula, cuello y espalda o falta de concentración.

Síntomas oculares del estrés

La manifestación más común del estrés en el ojo es el famoso “temblor del párpado o tics”. Conocidas científicamente como mioquimias, no repercuten en la visión ni son un problema grave, pero sí que es molesto y puede hasta durar días. Estos pequeños temblores se producen en un pequeño músculo -llamado músculo de Müller- que forma parte del grupo de fibras que elevan el párpado. Este músculo, cuyo funcionamiento está controlado por el sistema nervioso simpático, actúa de manera involuntaria y se puede activar en situaciones de estrés en las que liberamos mucha adrenalina.

Pueden existir otras causas además del estrés que favorecen la aparición de estos temblores: el cansancio, dormir pocas horas, mirar durante muchas horas y sin descanso la pantalla del ordenador (síndrome del ordenador), tomar demasiados excitantes como la cafeína y la teína, el alcohol, el ojo seco, las alergias y una dieta desequilibrada -aunque no de manera concluyente, parece que algunos estudios asocian la falta de magnesio con los temblores involuntarios del párpado.

Otro síntoma muy común en situaciones de estrés crónico es la aparición de blefaritis. Es muy frecuente que esta inflamación de los párpados vaya asociada a sequedad ocular, enrojecimiento, picor, visión borrosa y cansancio ocular. Las lágrimas artificiales permiten una óptima lubricación del ojo para resolver la sequedad. También, realizar cada día una limpieza específica de la piel de los párpados con productos calmantes mejora el desequilibrio producido en la zona parpebral.
Uno de los síntomas más graves que se pueden producir en el ojo debido al estrés crónico es la maculopatía serosa central. La mácula es la parte de la retina especializada en la percepción de los detalles; si se produce una inflamación en esa zona puede originar visión borrosa (que no se corrige con gafas), pérdida de nitidez o percepción distorsionada de las imágenes.
La amaurosis es la pérdida transitoria de la visión por verse afectado el nervio óptico. Esta ceguera temporal puede durar entre 1 y 10 minutos y está relacionada en muchos casos con el nivel de estrés.

Reducir el nivel de estrés, tener una rutina, llevar una alimentación saludable, hacer ejercicio, etc, son los consejos mínimos para cuidarse y cuidar el cuerpo; además si tienes algún síntoma ocular de los descritos, acude al oftalmólogo.