La piel del contorno de los ojos tiene un papel importante en la expresión de la cara y se ve afectada por factores físicos y emocionales, tales como situaciones de cansancio, falta de sueño, estrés y mala alimentación. También refleja costumbres de vida como pueden ser el hábito tabáquico o el consumo de alcohol.
Podría decirse que si la cara es “el espejo del alma”, los ojos, a través de la mirada, reflejan lo que sucede a una persona y afecta a su salud física o emocional. En la piel que los rodea tiene su modo de expresión. Una mala noche se traduce en bolsas u ojeras; el hábito tabáquico y la exposición crónica al sol, en un abanico de finas “patas de gallo”; y así podríamos continuar hasta un largo etcétera. Cualquiera que sea el tipo de piel, el mejor tratamiento para mantenerla sana y bella es la prevención, por lo que es necesario proteger esta frágil piel con productos adecuados. Pero, para abordar correctamente el tratamiento cosmético de la piel del contorno de los ojos, es imprescindible conocer la estructura y características de esta delicada área facial.

Estructura de la piel del contorno de los ojos

La piel que conforma el contorno de los ojos es la más fina de todo el cuerpo. Tiene un espesor medio de entre 300 y 800 micras. Es de cuatro a cinco veces más fina que la del resto del cuerpo. La epidermis -capa más superficial de la piel- en esta zona, es mucho más delgada, por lo que la función de barrera protectora, propia de esta capa de la piel, está disminuida. También la dermis tiene menor espesor en la zona del contorno de los ojos y una menor cantidad de fibras de colágeno y elastina. Asimismo, tiene una menor densidad de glándulas sebáceas y, por tanto, de producción de lípidos.
Así que, si tenemos en cuenta que en la producción del manto ácido intervienen el sudor de las glándulas sudoríparas (que proporciona ácido láctico y aminoácidos), el sebo producido por las glándulas sebáceas (que contiene ácidos grasos libres) y los queratinocitos (que aportan aminoácidos), es fácil comprender que la piel de la zona del contorno ocular es más propensa a desequilibrios del manto ácido, ejerce menor función barrera y, por tanto, es mucho más frágil y sensible que el resto de la piel.

La edad reflejada en los ojos

El envejecimiento de la piel forma parte del curso natural del paso del tiempo en todo el cuerpo, la diferencia radica en que la piel es el órgano que mejor refleja el avance del tiempo, ya que los órganos internos no los podemos ver a simple vista. Este envejecimiento es un complejo proceso biológico influenciado por la combinación de factores endógenos o intrínsecos (carga genética, metabolismo celular, hormonas y procesos metabólicos) y factores exógenos o extrínsecos (exposición crónica a la luz solar, polución, radiación ionizante, compuestos químicos, toxinas). Estos factores actuando en conjunto alteran y cambian la estructura y apariencia de cada capa de la piel.
Debido a las características de la piel del contorno de los ojos, esta zona es la primera que se ve afectada por los cambios estructurales y donde primero se reflejan los signos de la edad.
Por si esto no fuera poco, hay que tener en cuenta que la piel del contorno de los ojos cubre 22 músculos periorbitales que permiten el parpadeo, la gesticulación y los movimientos de expresión, la acomodación de la vista y el enfoque visual. Está en continuo movimiento, y el repetido efecto de contracción muscular acaba causando finas arrugas.
También, bajo los ojos tenemos un lóbulos de grasa que actúan como almohadillas para los ojos. Estos lóbulos se mantienen en su posición gracias a una fina membrana muscular. Con el paso del tiempo esta membrana pierde elasticidad y se relaja, formando las “bolsas” de debajo de los ojos.

¿Es necesaria una crema específica para el contorno de los ojos?

La respuesta es ¡Sí! La estructura de la piel del contorno de los ojos es claramente muy diferente a la de la cara o a la del resto del cuerpo -como acabamos de ver- y por esto no responde igual a los principios activos que usamos en el resto del cuerpo.
Debe tenerse en cuenta que la piel del contorno de los ojos es de una gran permeabilidad, lo que por un lado permite mejor penetración de los productos, pero por otro los ingredientes pueden llegar a los ojos. Por ello existe una restricción de los ingredientes y colorantes que pueden integrar un cosmético para el contorno de ojos.
Así que para evitar una reacción adversa e irritaciones, se deben usar cremas y productos hipoalergénicos y que estén testados bajo control dermatológico y oftalmológico. Debemos cuidar y mimar la piel del contorno de ojos como lo hacemos con el resto del rostro y cuerpo, utilizando productos específicos, ya que las cremas faciales contienen demasiado grasa. Así que, al lado de tu crema facial del rostro, ten tu contorno de ojos, ¡porque no todas las cremas nos beneficiaran!.