Consejos para cuidar las lentillas

10 errores que cometemos cuando usamos lentillas

Aunque llevar lentillas es una opción muy cómoda para los usuarios con miopía, astigmatismo y otras afecciones oculares, lo cierto es que no todos los que las han probado se muestran satisfechos con ellas.

En la manipulación de las lentillas es dónde más errores se cometen, algunos de los cuales pueden poner en peligro la integridad del ojo.

1. Limpieza Correcta. 

Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de ponerse una lentilla es la higiene. Lavarnos las manos con jabón y enjuagarlas a la perfección es fundamental. Así, secarlas con una toalla o paño que no deje pelos ni fibras es otro imprescindible.

2. El porta-lentillas es igual de importante

Mantener el envase dónde se guardan las lentillas en perfectas condiciones también resulta básico. De hecho, si no lo lavamos con frecuencia, es probable que el propio líquido de la solución cristalice y llegue a dañar la lentilla. Para evitarlo, enjuaga el estuche regularmente con agua y déjalo secar boca abajo. Otra opción es introducirlo en el lavaplatos.

No obstante, se debe cambiar al menos cinco veces al año, algo bastante sencillo si tenemos en cuenta la duración media de los líquidos limpiadores -de unos tres meses una vez abiertos- y que éstos suelen incluir un estuche de repuesto.

3. Maneja bien la solución

Evita que la punta de la botella toque el estuche, no llenes el envase hasta el tope, transferir solución de un estuche a otro no es buena idea, ni tampoco reutilizar el líquido (cámbialo cada vez que guardes las lentillas). Son unas pautas fáciles de seguir que evitarán una posible irritación o infección en el ojo.

4. Ojo con el maquillaje

Si hablamos de higiene no podemos dejar de referirnos a aquellos agentes externos que pueden acabar contaminando la lentilla en el justo momento de introducirla en el ojo. Y más allá de los productos o restos que pueden quedar en las manos y en los dedos, cabe mencionar el maquillaje.

Así, la máscara de pestañas,  el delineador de ojos y las sombras pueden dejar partículas al introducirlas en el ojo; bastará un roce para contaminarlas, sobre todo si nos hemos pintado cerca del lagrimal.

Esto es muy fácil de evitar: maquíllate después de ponerte las lentillas y usa productos específicos para ojos sensibles, que incluyen los portadores de lentes de contacto.

5. Di no a las molestias, picor e incomodidades

En cuanto a las molestias, lo primero que debes saber es que unas lentillas nunca deberían causarte incomodidad. Si sientes picores, irritación, ves borroso o sientes que se mueven demasiado, quítatelas, no ignores los síntomas. Puede deberse a varias circunstancias (que no se adapten bien a tu ojo, que te las hayas puesto del revés, que se haya colado una burbuja de aire, que el tamaño no sea apropiado, etc).

Tampoco conviene frotarse los ojos pues, de haberse introducido algo de suciedad junto con la lente, podríamos acabar provocándonos una herida o úlcera en el ojo, algo muy doloroso y con repercusiones permanentes en nuestra salud ocular.

6. ¿Del revés?

Puede ocurrir, especialmente si hemos transportado el estuche y las lentillas se han girado por el movimiento, que nos coloquemos las lentillas del revés. Esto solo es posible con las lentillas blandas, ya que la estructura de las duras no es flexible.

En todo caso, antes de introducirlas en el ojo, inspecciona la lentilla lateralmente. Para hacerlo, sitúala en la punta del dedo y acércala a tu rostro. En la posición correcta la lentilla debería tener forma ovalada, un poco plana. Si se parece más a una V es probable que se encuentre girada.

7. La saliva no es buena idea

En el caso de que tengas algún problema con las lentillas y no dispongas del estuche ni de líquido, no las guardes nunca en agua de grifo ni tampoco las limpies con la saliva. Son una fuente de bacterias y, además, no las conservará en absoluto.

8. En la ducha y en la piscina

Directamente relacionado con el punto anterior: ducharse o nadar con las lentillas puestas es una mala idea. El agua presente en estos entornos puede contener un microorganismo conocido como Acanthamoeba que, de alcanzar los ojos podría causar desde infecciones muy dolorosas hasta, incluso, ceguera. Cabe mencionar que, aunque cualquier persona puede verse afectada, los usuarios de lentillas son más vulnerables ya que éstas causan pequeños arañazos en la córnea (habitualmente de poca importancia) que los expone en mayor medida.

9. Más allá de su vida útil

No se deben usar lentillas caducadas, más allá de la fecha que aparece en la caja. Cada lente cuenta con una serie de poros que permiten transpirar al ojo y que, pasado un tiempo, se van cerrando. Alargar el tiempo de vida útil puede conllevar infecciones.

10. A la hora de dormir

Aunque tengamos prisa, o nos pueda la pereza, es muy importante que el ojo descanse. Por eso no cometas el error de dormir con las lentillas puestas, ni de ponértelas nada más levantarte. Durante las horas de sueño, los párpados cerrados impiden que el ojo se oxigene, aumentando la probabilidad de sufrir irritación o infecciones.