Una anomalía a simple vista curiosa que esconde una afección ocular

La sinequia en términos médicos es la adherencia de tejidos o partes del cuerpo próximas entre sí. La sinequia ocular está referida especialmente a la adherencia del iris a la córnea o al cristalino. Se diferencian, entonces, dos tipos según las partes del interior del ojo que resulten afectadas.
  • La sinequia ocular anterior o iridocorneal es aquella que se presenta cuando la adherencia afecta al iris y a la córnea.
  • Por el contrario, la sinequia ocular iridocristalina es aquella en la que la adherencia se da entre el iris y el cristalino, también se denomina sinequia posterior.

La inflamación que caracteriza a este problema puede dar lugar a la deformación de las pupilas. También, al dificultar el flujo normal del líquido acuoso entre las cámaras anterior y posterior, hace que aumente la presión intraocular, dando como síntoma más característico el glaucoma. En los casos más graves, la sinequia ocular puede llegar a producir ceguera.

Aunque es una enfermedad que se aprecia a primera vista, en la mayoría de los casos sólo es diagnosticada tras un minucioso examen.

Causas de la sinequia ocular

Como se acaba de explicar, la sinequia ocular no es igual en todos los casos. Si bien los síntomas y efectos son similares en la mayoría de los pacientes, existen varias causas que favorecen su aparición:

  • Traumatismo ocular: los golpes que tengan como centro la zona ocular pueden derivar en una sinequia. Lo más habitual es que quien la sufra presente enrojecimiento y dolor en los ojos. Para que derive en sinequia, la lesión debe ser lo suficientemente fuerte como para que se produzca una alteración del flujo del líquido acuoso en los ojos.
  • Complicación de una cirugía ocular: las cirugías no siempre tienen los efectos que esperamos. Muchas de ellas dejan secuelas que, de no ser tratadas como es debido, pueden derivar en situaciones como una sinequia.
  • Factor congénito: algunas personas nacen con esta anomalía. Para que repercuta lo mínimo posible en su vida diaria y no tengan complicaciones, deben llevar un seguimiento crónico con los oftalmólogos.
  • Consecuencia de una uveítis: una inflamación del interior del ojo y que afecta a cualquiera de las partes de la úvea: iris, cuerpo ciliar y coroides; puede derivar en una sinequia.
  • Cataratas: también pueden llegar a alterar la fluidez del líquido acuoso en las cámaras anterior y posterior del ojo. Sería en casos en los que el grado de afectación es especialmente alto.

Tratamiento

En el tratamiento de la sinequia ocular son habituales los colirios midriáticos que dilatan el iris y separan las estructuras, los corticoides tópicos para rebajar la inflamación, y los betabloqueantes (los mismos que se utilizan para tratar el glaucoma) para facilitar el flujo del humor acuoso y así disminuir la presión intraocular.